“La ventaja del desarrollo interno es que crea
mucha cohesión y lealtad en la organización”, además de ser procesos más
baratos en los que se cuenta con personal que no sólo conoce el mercado, sino
también el funcionamiento interno de la empresa.
Lo más lógico es
combinar el desarrollo interno con la búsqueda externa de profesionales.
Los head hunters
desarrollan sistemas rápidos y eficaces en
el proceso de selección (identificando la formación y el talento de los
candidatos) y contratación para a ocupar puestos de la alta dirección. Son
capaces de encontrar perfiles muy específicos y adaptarse perfectamente a las
necesidades de cualquier empresa en todos los sectores en los que son expertos.
El trabajo de un
head hunter “es una profesión y, por lo tanto, tiene la capacidad para saber si
un perfil encaja o no con las necesidades de la compañía”. Una empresa conoce a
la competencia desde un punto de vista corporativo, pero no a las personas que
la integran. Además, cuando se intenta fichar a un ejecutivo directamente, sin
intermediarios, se puede entrar “en una guerra absurda con complicaciones
éticas” de robo de directivos.
Existen tres grandes
cualidades de los head hunters:
-
Conocen el
mercado, por lo que les resulta más fácil encontrar el perfil que una
organización está buscando.
-
Son expertos en
el mercado del reclutamiento de personal, por lo que les resulta más sencillo
acceder a las personas que les interesan.
-
Poseen gran capacidad
para convencer a un ejecutivo de que abandone su empresa y se una a un nuevo
proyecto, ya que saben qué tienen que ofrecer en función de las condiciones
particulares de cada caso.
Los head hunter
buscan en los directivos, cualidades clave como la creación y desarrollo de
equipos, el liderazgo de personas, la flexibilidad a la hora de enfocar
procesos de cambio, poseer buenas dotes de comunicación y empatía con el
entorno de la compañía. A continuación se describen brevemente los elementos
clave que distinguen a los directivos efectivos:
-
Ser jefe. Ser efectivo como equipo. Pensar y
actuar como jefe/directivo (la efectividad vendrá dada no por el conocimiento
técnico de su función, sino por la capacidad de alcanzar resultados de forma
conjunta) y dejar de pensar exclusivamente en la función (marketing,
financiero, logística, calidad, información).
-
Liderar a las personas. Un directivo ha de
saber liderar subordinados, confrontar empleados problemáticos, gestionar de
forma participativa y gestionar los procesos de cambio.
-
Gestionar
relaciones de forma efectiva desde los niveles de supervisión hasta los niveles
de alta dirección es la clave para ser efectivos como directivos. El ejecutivo
ha de formar, trabajar y desarrollar equipos, influir hacia arriba, abajo y
lateralmente en la organización, además de fuera de ella.
-
Respetar a los demás y a uno mismo. Es
imprescindible establecer, mantener y enderezar relaciones; mostrar compasión y
sensibilidad; mantener la calma y ser sincero; tener equilibrio entre trabajo y
vida privada; conocerse a sí mismo; hacer que las personas se sientan cómodas;
gestionar su propia carrera profesional y saber sacar provecho a las
diferencias entre las personas.
-
Afrontar los
retos del negocio con ingenio, creatividad, decisión y aprendiendo rápido de
las nuevas experiencias.
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