a) Hemos dado por
finalizado nuestro propio análisis de las fortalezas, debilidades,
oportunidades y amenazas (FODA) en el plano laboral.
b) Dimos por
concluido un detallado estudio del mercado o industria en la cual pensamos
postular.
c) Las conclusiones
obtenidas en el punto a y b se ven reflejadas en un diseño de CV bastante
agresivo o competitivo.
Además de tener
aclarados y realizados estos tres puntos, no debes olvidar la característica
principal del contexto en que se realiza una entrevista laboral:
La desigualdad entre el rol de entrevistador y
postulante:
Esta inequidad se da
por el acceso que posee el reclutador a la información de tu perfil antes de la
entrevista. El seleccionador ya cuenta, al momento de la reunión, con un buen
nivel de datos sobre tus aspectos cognoscitivos, inteligencia emocional y
rasgos de personalidad gracias a las pruebas psicológicas que se aplicaron
previamente. Por ende el reclutador ya sabe lo que busca, teniendo un esquema
sobre el orden de indagación o aspectos en los cuales apuntará la mayor
cantidad de preguntas. En pocas palabras, la entrevista siempre contará con una
estructura flexible que variará dependiendo el perfil del postulante en
combinación con el perfil del cargo buscado.
Dado aquel natural
contexto de desigualdad reclutador – postulante descrito, solo tenemos una
opción, limitarnos a responder con
honestidad, en posición de cautela o de sutil alerta evitando poner en jaque el
rol conductor del seleccionador.
A pesar de esta necesaria posición de apertura y
transparencia, es muy oportuno tener a la mano una serie de consejos que pueden
serle útiles para terminar con éxito las primeras etapas de un proceso de
selección.
Por lo mismo,
expongo 20 consejos tanto desde la mirada del reclutador como la del
postulante, en las tres fases que he dividido con fines didácticos la
entrevista laboral: La Apertura, la meseta y el cierre. Espero que le sirva
alguno. A continuación los tres primeros.
Apertura:
1. Puntualidad.
El aspecto de la puntualidad es tan relevante que llegar atrasado te puede
costar el éxito del proceso por ser una falta de respeto grave. Si te
encuentras en una situación de urgencia por la cual llegarás atrasado, debes
llamar y avisar de la tardanza.
2. La vestimenta. Recuerda que la entrevista es una reunión de negocios, por lo cual
debes escoger lo mejor que tengas disponible en el armario.
3. Nervios excesivos: las manos
húmedas y temblorosas. Recomiendo la respiración profunda, consciente y
sincronizada durante los minutos de espera, esto ayudará a relajarte.No es lo
ideal que el reclutador se encuentre con un tipo excesivamente nervioso, si el
cargo al cual postula implica tener desarrollados la tolerancia al estrés,
flexibilidad y manejo de la presión, pues hasta ahí llegaste gracias a la mano
húmeda.
4. Primer contacto con el reclutador y la ruptura del
hielo. Un entrevistador con cierto
criterio te ayudará a romper el hielo con naturalidad. Te preguntará cosas
triviales durante el saludo, disminuyendo así tu comprensible ansiedad.
Preguntas como, ¿encontraste estacionamiento? o ¿te fue difícil llegar?, te
ayudarán a asimilar tu rol de entrevistado antes de ingresar a la oficina donde
se realizará la entrevista. Una vez dentro, debes esperar a que el reclutador
te ofrezca tomar asiento. Esto es importante para él, pues será un ágil
observador de tu conducta no verbal (gestos o movimientos). Por lo mismo, es
muy probable que seas entrevistado en mesas redondas donde las ubicaciones se
vuelven estratégicas como tablero de ajedrez para un observador entrenado. Se
recomienda que en estos minutos iniciales puedas hacerle comentarios para
ayudarte a entrar en confianza. Por ejemplo opinar sobre el inmobiliario u
objetos de la oficina, un cuadro llamativo, la vista a la cordillera o por
último la efectividad del sistema de aire acondicionado.
Debes ser cauto con
ello, no hagas comentarios sobre objetos personales, como fotos, trofeos o
diplomas.
5. ¿Aceptar un vaso de agua? Te ofrecerán café o agua, acepta de preferencia el
agua. No hagas lo mismo con el ofrecimiento de dulces o “snacks” si se diera el
caso, pues son intencionales. El año 2004 colocamos en el centro de la mesa
varias vasijas con maní. En el transcurso de la complicada situación ficticia
que habíamos desarrollado como caso, varios de los postulantes empezaron a
comer el maní, tomándolo de distintas maneras. Para el equipo de observadores
que participamos en la dirección de aquella recordada dinámica, fue útil como
predictivo de conductas futuras ver la incompatibilidad de una persona que se
atragantaba con el maní desde lo alto luciendo las amígdalas, con los modales y
roce necesario que necesitaba un perfil que trataría con clientes de estrato
sociocultural alto.
La Meseta. Desarrollo de la Entrevista.
6. Las preguntas sobre la experiencia. Debes de considerar que las preguntas cruciales sobre
tu pasado laboral serán orientadas a conductas concretas, logros o metas
puntuales. Tendrás que narrar situaciones del pasado donde serás persuadido
sutilmente por el reclutador a describir, por ejemplo, tu estilo de toma de
decisiones, sentimientos o reacciones. Ve preparado para ello, recuerda
situaciones anteriores donde hayas podido desplegar tus competencias. Olvídate
del “soy buen negociador”, “soy un jefe carismático”, o “he desarrollado un
liderazgo situacional” etc. ¡No le molestes la tarde el reclutador con cosas
ambiguas o subjetivas y empieza por recordar situaciones puntuales y las
conductas concretas que realizaste en respuesta a ellas!
7. Las preguntas académicas. Aquí la entrevista se vuelve más distendida. Sobre
los temas académicos limítate a brindar información sobre tus grados académicos
y universidad de origen. Lo importante en esos minutos es aprovechar en comentar
como tu formación académica influyó en tu desarrollo profesional y sobretodo
personal. Sería bueno que tus vivencias académicas las puedas integrar a los
aspectos más inherentes a lo humano que a lo laboral. Ojo, no olvides los temas
de las actualizaciones en el exterior o en tu país de origen y el manejo del
inglés u otro idioma adicional.
8. Las preguntas personales. No te incomodes ni te ofendas por preguntas
personales, con la excepción de las relacionadas a tu religión, tendencias
políticas o sexualidad que no deberían aparecer como parte de la batería de
preguntas. Son validas las preguntas relacionadas a tus pasatiempos,
membresías, viajes, estado civil, composición familiar, etc. El reclutador no
las hace por curioso o porque quiere invitarte a salir, sino por la valiosa
información que da sobre tus hábitos, contactos personales, bagaje cultural o
simplemente estilo de vida.
9. Las preguntas sobre tus fortalezas y debilidades. Un reclutador o psicólogo con experiencia indagará en
busca de las habilidades, conocimientos y destrezas en donde tengas mayor
potencial e identificará los aspectos por donde “cojeas” sin necesidad de
formularte una pregunta concreta. En pocas palabras, su técnica será
imperceptible para ti gracias a esa puntería sutil o certera capacidad
deductiva de un entrevistador con impecable formación.
Sin embargo, un
entrevistador joven, sin experiencia, poco creativo o simplemente sin tiempo,
te preguntará directamente algo similar a - ¿Dígame dos fortalezas y dos
debilidades que posea?
Lo que sugiero es
que respondas narrando experiencias concretas o conductas observables en donde
hayas desplegado dichas fortalezas, ve al ejemplo puntual.
Cuando te refieras a
las debilidades, evita el “soy muy detallista” o alguna tontería cliché parecida
y responde con sinceridad cuales son los aspectos que estás trabajando para
mejorar y que acciones están involucradas para lograr aquello.
Cierre
10. Las preguntas sobre el tema de la renta y
beneficios. Aquí, ¡espera! Según el
esquema de entrevista, tarde o temprano te preguntarán sobre tus pretensiones
de renta. Cuando esto suceda, empieza por informar sobre tu salario actual para
luego plantear tus expectativas. Aconsejo que el tema de los beneficios lo
plantees después, o poco antes del final de la entrevista, cuando el reclutador
te de la libertad de hacer preguntas para despejar tus dudas.
11. Disponibilidad de tiempo. Debes negociar mínimo unas tres semanas para dejar a
tu antiguo empleador. Si bien es cierto, este plazo es flexible dependiendo del
nivel de responsabilidad que ocupes, aquí hay un tema de profesionalismo y en
teoría, también de afectos por la organización que dejas. Deberías inclinarte a
darle tres semanas como mínimo a tu ex empresa, esto para que puedan distribuir
las tareas e iniciar la búsqueda del reemplazo.
Recuerda que tu
nuevo empleador también presionará pues le interesa cubrir la vacante cuanto
antes. Debes apostar con firmeza en buscar el máximo beneficio para quienes
fueron tus empleadores. Es un tema de caballerosidad y educación. Por lo mismo,
evita sacar partido de esta negociación para obtener unos días de “vacaciones”
entre un trabajo y otro. Esto es sinónimo de criollismo o viveza, pues son días
valiosos tanto para el antiguo empleador como para el nuevo. Si no tienes la
fortaleza para tolerar el estrés de un cambio de trabajo y toda la presión que
ello implica, pues un mercado laboral competitivo no es un lugar adecuado para
tu perfil. La sed de conquista laboral es incompatible con unos “días de descanso”
antes de emprender un nuevo proyecto. Se sugiere el descanso una vez percibido
que la fase de adaptación en el nuevo cargo ha finalizado. (Entre seis y diez
meses)
12. Plantear preguntas al reclutador. Al final de la entrevista, el reclutador te dará
tiempo para plantear preguntas, se sugiere aquí indagar sobre los beneficios
corporativos, políticas de capacitación, horarios, ubicación geográfica del
lugar de trabajo, viajes, almuerzo, vestimenta y aspectos básicos de la cultura
organizacional.
13. Agradecimientos. No olvides dar la mano cuando estés de píe, esto es válido tanto para
el hombre y la mujer. Evita el beso a pesar que nuestra cultura latinoamericana
lo haga por instinto, esto no es adecuado para una situación formal como lo es
una entrevista laboral y por supuesto atenta contra los protocolos básicos de
etiqueta social. No te expongas y no salgas del formalismo a menos que la
iniciativa provenga del entrevistador. Un “muchas gracias” mirando a los ojos
será suficiente. Serás acompañado de regreso a la recepción.
Consejos genéricos.
14. Conducta No verbal. La conducta no verbal se refiere a toda la información
que comunicas no relacionada a lo que expresas en la conversación. Los gestos y
movimientos están incluidos aquí. Se aconseja tener las manos sobre el
escritorio, ayudándote con ellas para expresar tus ideas, sin llegar a
movimientos exagerados. Los “tics”, sonrisas nerviosas, sudoración de las manos
reflejada en el escritorio, miradas esquivas y rigidez en la postura son
algunos de los aspectos más evidentes para el psicólogo.
15. No trates de venderte. Para un psicólogo entrenado, es llamativo cuando un
postulante sobredimensiona, magnifica o fuerza más fortalezas de las que
aparentemente refleja su carrera profesional en el currículo. Si bien es
cierto, venderse como un producto no significa mentir sobre antecedentes
laborales y académicos, si invita al reclutador a ser más incisivo en lo que el
postulante aparentemente puede estar maquillando con intenciones de camuflaje.
Recuerda que la
mejor forma de venderte es hablar puntualmente de tus logros y metas obtenidos
en el pasado y que estos sean demostrables. Dichas metas cumplidas debes
expresarlas o traducirlas en las conductas y las habilidades que te llevaron a
lograrlas.
16. El mito de las pruebas psicológicas. En un proceso de selección no existen respuestas
buenas o malas, aprobado o reprobado; aquí hay candidatos más cercanos al
perfil buscado y otros que aplican a otros perfiles. Las pruebas psicológicas,
se dividen en dos familias, las psicométricas y las proyectivas.
Pruebas
Psicométricas. Estas están orientadas principalmente para indagar temas de
personalidad e inteligencia. Normalmente son largos cuestionarios llenos de
preguntas que te pueden parecer extrañas y repetitivas (personalidad) o
gráficos antipáticos que obligan a pensar (inteligencia).
Pruebas Proyectivas.
Tienen una base teórica en común. Ellas, a través de un estímulo neutro o
ambiguo, buscan indagar sobre el mundo interior del postulante, o en lenguaje
psicoanalítico, el inconsciente. Debes haber pasado por alguna de ellas, como
por ejemplo las láminas con manchas de tinta, los dibujos de figuras humanas,
interpretar colores o inventar historias partiendo de imágenes que te pueden
parecer misteriosas.
Para ambas no hay
consejo que valga más allá de responder con honestidad. Si intentas responder
las psicométricas tratando de mostrar lo que crees que el perfil del cargo
requiere, pues te arriesgas a invalidar la prueba, ya que estas cuentan con indicadores de consistencia que
detectan cuando las respuestas han sido influenciadas por la deseabilidad
social. Cuando veas que en un cuestionario se repitan las preguntas, no es
un error de impresión, es una prueba que viene provista con indicadores de
coherencia o mentira.
Mayor aún con las
psicométricas, no puedes evitar mostrar el mundo interior. Nuestro inconsciente
está expuesto y es muy difícil de orientar nuestras respuestas hacia lo que
consideramos el reclutador anda buscando.
En conclusión, no le
pidas a otros psicólogos consejos para “aprobar” los instrumentos psicológicos
y limítate a contestar con honestidad la batería de pruebas.
17. No hables mal de colegas o antiguo empleador. Esta demás explicar el porqué, ya que la respuesta se
basa en aspectos de ética profesional y sentido común. Lo que no está demás es
que te lo recuerde.
18. Expresa tu interés o no en el cargo. Un reclutador serio está obligado a entregarte toda la
información sobre el perfil buscado desde un inicio, con lo cual contarás de
suficiente información para decidir seguir en el proceso o dar un paso al
costado. Es un tema de practicidad y administración del tiempo para ambos.
19. Entrevistas de presión. Te debo alertar sobre una metodología controvertida de
entrevista utilizada mayormente para cargos ejecutivos o gerenciales. Esta es
poco común y normalmente es realizada por entrevistadores experimentados. Se
llama entrevista de presión y consiste a grandes rasgos en intentar “sacar de
sus casillas” al entrevistado. Esto se busca a través de la ironía, la
descalificación, un elegante sarcasmo o porque no, un avezado pero sutil
menosprecio de los antecedentes del candidato. Se lleva al postulante hacia terrenos
pantanosos donde podría utilizar dilemas éticos o preguntas personales
incómodas para desestabilizar la mesura natural de un candidato. El objetivo es
medir competencias tales como tolerancia al estrés, inteligencia emocional,
creatividad, niveles de agresividad y por supuesto, asertividad. Así que estás
notificado, responde con locuacidad y humor los posibles “ataques” de un
psicólogo avasallador.
20. Planifica la entrevista. Este es el punto más importante, por lo cual nos sirve
para resumir los 19 que le anteceden. El éxito de una entrevista, como todo en
la vida, depende de una detallada planificación. Esta debería incluir el reunir
información sobre la empresa a la cual se postula, la consultora que realizará
el proceso de búsqueda si fuese el caso, datos actualizados de la industria del
potencial empleador, antecedentes de los profesionales o jefaturas de las áreas
a las cuales estás postulando. Antes de
decidir postular a una empresa debes buscar referencias de amigos o conocidos
que la puedan conocer, indagar sobre el clima laboral, beneficios, balance vida
trabajo, prestigio de la marca, comunicaciones informales, mitos, etc. No
cometas el error infantil de dejar la indagación de lado pues consideras que el
sólo hecho de contar sobre tu postulación a terceros, trae mala suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario